Jesús, Divino Pastor de las almas, que llamaste a los apóstoles
para hacerlos pescadores de hombres:
Atrae hacia ti las almas ardientes y generosas de los jóvenes
para hacerlos tus seguidores y tus ministros.
Hazlos partícipes de tu sed de redención universal,
por la cual renuevas tu sacrificio sobre los altares.
Tú Señor, siempre dispuesto a interceder por nosotros,
descúbreles los horizontes del mundo entero,
donde la silenciosa súplica de tantos hermanos piden
la luz de la verdad y el calor del amor;
para que respondiendo aquí en la tierra a tu misión
edifiquen tu Cuerpo Místico, la Iglesia,
y sean sal de la tierra y luz del mundo.
Extiende Señor tu llamada a numerosas almas
e infúndeles el ansia de perfección evangélica
y la entrega al servicio de la Iglesia
y de los hermanos necesitados de asistencia y caridad.